El lunes pasado comenzamos ya a inventarnos personajes (estaban deseosos de ponerse en acción y expresar sus ideas). La reunión empezó con la lectura y aprobación del acta anterior. Les expliqué a mis alumnos-actores que eso era lo primero que se hacía en todas las reuniones de cualquier asociación democrática. Ante esa lectura, uno de los chicos exclamó: «Pero, Miriam, ¡que no tenemos 25 años!» Me lo dijo con una sonrisa en la boca, y yo, me sonreí también. En ese momento no se me ocurrió qué contestarle, pero luego en casa me vino a la cabeza: tendría que haberle dicho “pero los tendrás”. En el aula, lo único que me salió fue algo así como: ya lo sé, pero creo y considero que vosotros lo podéis hacer igual de bien que los de 25.
¿Para qué me sirve que un secretario escriba un acta y luego esta se lea en la siguiente reunión? Mis objetivos son dos, básicamente. Por un lado, el hecho de redactar el acta de la reunión, obliga al secretario a escribir un resumen de todo aquello que acontece en la reunión. Para ello debe saber: captar las ideas principales expuestas, diferenciar los aspectos relevantes de los que no, utilizar adecuadamente los conectores que indiquen la progresión temporal de la reunión, y además, deber ser fiel a lo dicho, deber ser objetivo. Entre otras cosas.Por otro lado, leer el acta al inicio de la nueva reunión, nos sirve para recapitular lo hecho anteriormente: recogemos lo aprendido, y, si el secretario/a ha olvidado algún aspecto, el resto de asistentes completa el contenido. A ellos les ayuda a no perder la perspectiva ni el hilo conductor de lo que llevamos entre manos; a mí, me da muestras de cómo van captando el proceso del trabajo, qué aspectos priorizan, qué aspectos no, con qué se quedan…
Después de la lectura del acta de la reunión anterior, nos dividimos en grupos de tres personas (en total, 6 grupos). Cada grupo tenía que inventarse un personaje con las características que considerara oportunas, las que quisiera. Tenían que realizar en las libretas la descripción, rellenando un cuadro similar al que habíamos utilizado para el análisis de las descripciones del pirata y de la mujer negra. Como apoyo para las características -tanto físicas como psicológicas- y a modo de chuleta, les proporcioné varios cuadros con adjetivos relacionados con la descripción de una persona. Si no entendían alguna palabra, debían consultar en los diccionarios. También les dejé varios ejemplos en prosa de descripciones.
Los últimos diez minutos de la reunión, los dedicamos a hacer una reflexión personal escrita acerca del proceso de aprendizaje. Les pedí que contestaran a dos preguntas:
1- ¿Qué he aprendido esta semana?
2- ¿Con qué me quedo? (Esta segunda pregunta tuve que aclararla, porque no captaron a qué me refería.)
ASPECTOS QUE TENGO QUE TENER EN CUENTA
- Debo secuenciar mejor el tiempo, porque no les da tiempo de terminar todas las actividades. Tendré que dejar más minutos para la reflexión escrita personal. Quiero incidir en este aspecto, fundamental la reflexión.
- Conviene moderar el volumen de voz mientras se trabaja en grupo.
- Debo observar los roles que se establecen en el seno de cada grupo.
- De momento, las TIC quedan al margen; pero las introduciré más adelante. ¿Tal vez un wiki en el que presenten ellos mismos la compañía, sus trabajos, la obra que escriban…?
ASPECTOS QUE VALORO
- El trabajo en grupo les motiva y funciona.
- Partir de su iniciativa da sentido a todo el proyecto, en el que se ven directamente implicados. Para ellos cobra sentido lo que hacen: son críticos y aportan ideas.
- Las reflexiones individuales en sus diarios de aprendizaje muestran aspectos relacionados con la educación socioemocional (autoestima, relaciones dentro del grupo, cooperación…)
- Cada vez se implican más: uno de los chicos ofrece un micrófono inalámbrico que tiene en casa para utilizarlo en nuestras reuniones, así no emplearemos objetos simbólicos y tendremos un micrófono real. También proponen traer altavoces.
- Están aprendiendo a seguir las pautas mostradas por la profesora-directora.
Estoy aprendiendo a valorar los distintos ritmos de aprendizaje, sobre todo la lentitud. Aprender requiere tiempo, es lento. El aula está llena de vida, siempre lo estuvo.